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Martes
1 agosto. (sigue
de página anterior) |
Al
pensar en volver atrás a buscar la zapatilla, preferimos hacer
autostop. Era impensable volver en bici con las cuestas que
habíamos superado y porque ya era muy tarde. Así
que Naninho y yo (Ra) nos pusimos a hacer dedo. Tardaron bastante
en parar, pero al final nos cogió un chico joven que
iba cerca de Toronto por un problema que había tenido
un amigo suyo. Volvimos al sitio donde habiamos llenado las
botellas pensaba que se le habian caido allí. Miramos,
buscamos y después preguntamos en el restaurante que
había justo al lado y nada, así que nos volvimos
a la carretera para volver a hacer dedo. Tardaron mucho en cogernos,
al final, un indio que salía del pueblo nos llevó
a la reserva en la que vivía, a mitad de camino entre
Terrace Bay y el sitio en el Nano se había dado cuenta
de su pérdida. Al hombre no se le entendia muy bien,
y además parecia enfadado o serio, pasamos otra media
hora en la reserva haciendo dedo, pero nada. |
Naninho
pensando dónde habrá dejado el bañador
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Al
final preguntamos a unos chicos si sabían de alguien
que pudiera llevarnos pagando nosotros la gasolina. Mientras
fueron a llamar alguien, Naninho y yo nos quedamos a jugar al
basket con el resto de los chavales. A los 15 minutos apareció
el mismo hombre que nos había traido a la reserva. |
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Nos dejó
en la autopista donde Diego y Miguel habian montado el campamento;
un lugar plano entre la carretera... y la via del tren, imaginad
qué tranquilidad nos esperaba para dormir. Al bajar de
la furgoneta a Nano ya se le olvidaba la camiseta dentro, y
el indio sorprendido del lugar donde íbamos a dormir
nos dijo que tuviéramos cuidado con los osos y no nos
cobró la gasolina. Y es que perdemos todo: Nano ya lleva
perdidos un bote de agua, la toalla, la gorra, una zapatilla,
llaves del candado, cepillo de dientes... |
En
Harmony Beach, antes de perder la toalla
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Ra
la gorra, otro gorro, una zapatilla y un tripode que luego encontré,
Miguel un cepillo de dientes y Diego se dejó media alforja
en Madrid. Por la noche a Miguel le dio un tirón en la
espalda y Diego con sus duros métodos terapéuticos
lo dejó medio arreglado |
Magníficas
manos de Diego.
Los ingenieros nunca dejan de lado el estudio
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