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Domingo
8 de octubre. (sigue) |
Todos
con la hospitalaria Karoline
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Sabe tanto lo que un viajero necesita que antes de salir nos
da un rollo de papel higiénico, diciendo "seguro
que os hace falta" y llevaba razón porque estábamos
en las ultimas. Como con todo se nos ha echado el tiempo encima,
decidimos picar algo más en casa y no paramos para comer,
salvo para tomar algún tentempié. Hacemos un tramo
por autopista y seguimos por carreteras secundarias que recorren
el lago, a veces a sólo unos metros de la orilla. A nuestra
derecha todavía se ven colinas semidesérticas
con algunos pinos. Pasada la ciudad de Penticton
la carretera se mueve entre viñedos. Decidimos que es
importante para el documental probar los vinos de la zona, asi
que nos metemos en una bodega con viñedos propios a catar
unos vinos. Los vinos que aquí producen, son de alta
calidad. Hace unos años solo plantaban uva de baja calidad
destinada a comer (garnacha), luego el gobierno obligó
a arrancar las cepas y plantar uva europea de más alta
calidad. La mujer que allí atiende al publico nos da
a catar varios vinos y nos habla sobre la viticultura de la
zona. Hablando nos dan casi las 18 y aun tenemos que comprar
comida puesto que estaremos unos días sin ver un súper.
Llegamos a Summerland totalmente de noche.
Tenemos tres opciones: 1. dormir en unos soportales (a esto
le llamamos punkear pero lo malo es que hay que tener cuidado
con las bicis y las alforjas) 2. avanzar unos km por la TCT
hasta salir de la ciudad (es lo más sensato, pero de
noche cuesta encontrar un sitio) |
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3. ver si
un alma caritativa nos ofrece su jardín. Saliendo del
pueblo, preguntamos a una pareja que está paseando con
su perro y con su hija pequeña a la espalda, si conocen
un sitio para poner las tiendas. Sin dudarlo ni un segundo nos
dice: "Por supuesto... mi jardín." Solo le
hizo falta unos metros (los q nos separaban hasta su casa) para
decirnos que no montáramos las tiendas, que podíamos
dormir en su salón. Salvados!!! Peter es un canadiense
de 34 anos, más alto que Diego y muy rubio. Muy abierto
y viajero vive en una casa alquilada porque se está construyendo
una en la que se irá a vivir en unos meses junto con
su mujer y sus 5 hijos. Son una pareja realmente simpática.
Es un gran anfitrión, pues nos da toallas y se acerca
al mercado a comprar unas botellas de vino. Con la nuestra ya
son 3 botellas. Nos pasamos horas charlando y jugando con los
chavales. Al final saco una guitarra y nos tocamos unos temas.
La verdad que estamos muy a gusto con esta familia. De repente
le viene algo a la mente y nos pregunta: "No querréis
trabajar un día recogiendo manzanas?" Encantados
le decimos que si es al día siguiente sí, porque
no podemos perder muchos días en el mismo sitio. Llama
a su amigo, pero nos dice que ya tiene gente para los días
siguientes, así q nada. Una vez duchados, comidos, bebidos
y alucinados por la forma de ser canadiense, nos vamos a dormir. |
Con
Peter y su familia
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