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12
Noviembre - 13 Diciembre (sigue)
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El
tipo habla español fluido y parece majete, por lo que
decidimos viajar juntos. Esa tarde llegamos a Trinidad
y Nuno pregunta a un señor por un sitio para
acampar, el hombre, sin dudar, nos ofrece su casa. Es Eric,
tiene unos 60 años, pelo largo y blanco, viste de negro,
gafas oscuras y su cara denota haber vivido con intensidad.
Nos comenta que el tiene que hacer unos recados, pero que
mientras tanto, podemos utilizar su casa para ducharnos, hacer
la colada, cenar. Nos indica como llegar y se marcha en su
coche. |
Camino
al sur por galerias de árboles.
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La casa de
Eric es uno de esos lugares que transmiten la personalidad de
su dueño. En el ambiente reina cierto misticismo y los
objetos y las fotografias nos van revelando que nuestro anfitrion
fue tatuador, marinero, motero... Eric llega con una enorme
pizza entre sus manos. Por su fuera poco, su vecina tambien
aparece obsequiándonos con un enorme pastel de calabaza
(puff, esta noche cena triple). Tanto Eric como su vecina nos
dan una lección de como tratar a un invitado: son naturales,
amables y su conversacion es muy interesante. |
Nuno
y Eric, una perfecta compañia para nosotros.
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Al
día siguiente llegamos a mediodía a Eureka
, ciudad medianamente grande donde nos empiezan a suceder historias
de los mas surrealista> para empezar, un señor que
habla español perfectamente, nos para por la calle y
nos da un vale canjeable por 3 batidos, al parecer es dueño
de una tienda de artículos naturalistas donde despachan
batidos. Mientras vamos hacia allá, decidimos parar en
la biblioteca a consultar Internet. A la salida una reportera
del Eureka Reporter (periódico local) nos esta esperando
para hacernos una entrevista, ¡¡Madre mía
y yo con estos pelos!!. El protagonista es Nuno, al fin y al
cabo su viaje es mas espectacular ( tiene intención de
llegar a la Tierra de Fuego) pero a nosotros también
nos hace algunas preguntas a las que Diego contesta encantado.
Nos despedimos de ella, tomamos nuestro batido y, por fin, salimos
de la ciudad.
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No
toda América vota a George Bush
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Esa
noche llegamos a Scotia, donde decidimos acampar
en un pequeño parque a las afueras del pueblo. Cuando
terminamos de montar nuestras tiendas uno de los bomberos voluntarios
de Scotia nos indica que alli no podemos acampar, pero nos ofrece
el jardín del parque de bomberos para hacerlo. Además,
podemos utilizar sus instalaciones para cocinar y asearnos.
Jeje, esta noche estaremos a salvo de incendios. |
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