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Últimos
días de la expedición canadiense.
Octubre. Diario de Raúl (sigue) |
El
puente derruido en la TCT..
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En
una de mis paradas conozco a Mary, una señora alemana
muy amable, que me ha invitado a un te, pasteles y me ha dejado
usar su jardín para secar la tienda y su mesa para
comer tiempo a coger el ferry que me ha llevado al otro lado
de la bahía, a varios kms de Victoria. Allí
me he animado y seguido pedaleando de noche. Como era muy
peligroso y me han dicho que hay un autobús que lleva
bicis y va al centro, me he dejado de heroicidades y lo he
cogido. Hay que tener cambio exacto y yo no lo tenía,
pero como la conductora practica cicloturismo, llevaba 14
años aprendiendo español y he estado charlando
con ella, al final me ha invitado y he podido llegar al hostal.
Al día siguiente me levanto pronto para dar un paseo
en bici por la ciudad, pero a los pocos metros la policía
me da el alto y me ha obligado a volver al albergue a por
el casco bajo amenaza de multa. Como hace frío, y sobre
todo mucho viento, no he disfruto del paseo y me vuelvo pronto
al albergue para enclaustrarme allí todo el día,
y allí mismo, desde la zona de ordenadores, cuando
me giro para estirar la espalda, miro hacia la zona de recepción
y veo a un tío muy alto con un sombrero muy extraño...............coño,
si es Diego!!!! y a su lado está Bernardo. Miguel está
en camino. Esta noche de nuevo estaremos todos juntos antes
de despedirnos…
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ESTADO
DE WASHINGTON
Jueves
26 de Octubre - Miércoles 1 de Noviembre
Victoria
(Canadá) - Seaside (Oregón)
432
km
Tiempo
total empleado: 27 horas
Velocidad media: 15,8 km/h
Altitud acumulada total: 2739 m
Ver más estadísticas
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Abandonamos
el hostal de Victoria con prisas y nos despedimos
de Raúl y Miguel a la carrera, mejor así, nunca
nos gustaron las despedidas. El control de aduana en Victoria
es fácil, muy fácil, solo tenemos que rellenar
el típico cuestionario:
-Porta
armas de fuego? (Si)
-Quiere usted matar al presidente? (También)
-Es adicto a las drogas y trafica con ellas? (Por supuesto)
Por
unos momentos se me pasa por la cabeza contestar a todas que
si, pero no son tiempos de poner a prueba el sentido del humor
de los policías americanos.
Cruzamos en ferry hasta Port Angeles (Washington)
y empezamos a pedalear por tierras yanquis, aquí todo
es distinto, todos el mundo lleva un Winchester bajo del brazo,
bebe coca cola, come hamburguesas y odia a los europeos, especialmente
si son latinos y barbudos. En realidad no es así, pero
mola hacer demagogia. Sigue
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